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Retirar la suciedad superficial usando un cepillo de cerdas suaves para quitar el exceso de polvo.
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Humedecer ligeramente un paño de microfibra o esponja con agua y frotar suavemente. Si se desea, añadir unas gotas de jabón neutro o jabón para prendas delicadas.
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Secar el zapato con un paño limpio y seco.
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Aplicar betún del color adecuado para la piel del zapato y pulir con un paño suave.
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Aplicar una crema hidratante específica para piel de zapatos una vez a la semana para mantenerla flexible y protegida.
CONSEJO ADICIONAL
Antes de aplicar cualquier producto nuevo en tus zapatos de piel, pruébalo en una zona poco visible para asegurarte de que no mancha o daña la piel.
RECUERDA
- No utilizar lavadoras ni sumergir los zapatos en agua.
- Evitar la exposición prolongada a la luz y a las fuentes de calor.
- Evitar el contacto con grasas, perfumes y cosméticos.